jueves, 17 de septiembre de 2009

clonación humana



La clonación humana es uno de esos temas que una y otra vez aparecen en las primeras páginas de los periódicos y llenan páginas y páginas (de papel y de internet) de debates, discuisones y descalificaciones.


Desde el 5 de Julio de 1996, fecha en la que nació la oveja Dolly (primer mamífero clonado), se inició una cuenta atrás de duración imprevisible. No sabemos cuándo acabará pero sabemos que lo hará. Para clonar a un ser humano existen diversas barreras que debemos superar: económicas, técnicas y éticas. Las primeras son poco importantes ya que gobiernos, instituciones o particulares disponen de recursos para superar ese obstáculo; se habla de ricachones que pagan a prestigiosos científicos para trabajar en proyectos clandestinos (de clonación u otros temas). Las segundas parecen resueltas desde el momento en el que se han clonado un buen número de mamíferos (ovejasv a clonación humana es uno de esos temas que una y otra vez aparecen en las primeras páginas de los periódicos y llenan páginas y páginas (de papel y de internet) de debates, discuisones y descalificaciones.


Desde el 5 de Julio de 1996, fecha en la que nació la oveja Dolly (primer mamífero clonado), se inició una cuenta atrás de duración imprevisible. No sabemos cuándo acabará pero sabemos que lo hará. Para clonar a un ser humano existen diversas barreras que debemos superar: económicas, técnicas y éticas. Las primeras son poco importantes ya que gobiernos, instituciones o particulares disponen de recursos para superar ese obstáculo; se habla de ricachones que pagan a prestigiosos científicos para trabajar en proyectos clandestinos (de clonación u otros temas). Las segundas parecen resueltas desde el momento en el que se han clonado un buen número de mamíferos (ovejas, camellos, perros, gatos, lobos, monos… hasta 20 especies) de similar complejidad al ser humano. En las terceras está la auténtica dificultad; es algo comúnmente aceptado que existe una barrera entre la experimentación con animales (respetando la legalidad) y la experimentación con humanos y saltarla resulta incómodo. Por otro lado la formación religiosa de nuestras sociedades fomenta la idea de un Dios creador (la evolución no siempre se recuerda) y la clonación suena a asumir el papel de Dios.


La información es confusa; ahora que los extraterrestres no están de modo, la existencia de humanos clonados es una de esas leyendas urbanas repetitivas. Existen colectivos de dudoso prestigio que abanderan la clonación: la secta de los Raelianos (y su empresa Clonaid) ha anunciado en varias ocasiones el nacimiento del primer ser humano clonado; existen delincuentes, capaces de abusar del dolor de otras personas, que prometen la clonación de un ser humano fallecido (por ejemplo, es fácil imaginar lo que unos padres harían por recuperar a su hijo adolescente muerto en accidente).


Frente a todo ello existen científicos anónimos trabajando con rigor, mejorando técnicas que pretenden ayudar en agricultura, ganadería, medicina … cuyo trabajo queda sepultado por la polémica, por el fraude o por el debate ético-religioso.


Repasando la historia de la ciencia encontramos decenas de casos de debates encarnizados, de polémicas individuales o sociales, de excomuniones, de muertes en la hoguera… por ideas, conocimientos o teorías que algunos años después fueron aceptados por todos y que hoy asumimos con absoluta normalidad.


La clonación humana es uno de esos temas que una y otra vez aparecen en las primeras páginas de los periódicos y llenan páginas y páginas (de papel y de internet) de debates, discuisones y descalificaciones.


Desde el 5 de Julio de 1996, fecha en la que nació la oveja Dolly (primer mamífero clonado), se inició una cuenta atrás de duración imprevisible. No sabemos cuándo acabará pero sabemos que lo hará. Para clonar a un ser humano existen diversas barreras que debemos superar: económicas, técnicas y éticas. Las primeras son poco importantes ya que gobiernos, instituciones o particulares disponen de recursos para superar ese obstáculo; se habla de ricachones que pagan a prestigiosos científicos para trabajar en proyectos clandestinos (de clonación u otros temas). Las segundas parecen resueltas desde el momento en el que se han clonado un buen número de mamíferos (ovejas, camellos, perros, gatos, lobos, monos… hasta 20 especies) de similar complejidad al ser humano. En las terceras está la auténtica dificultad; es algo comúnmente aceptado que existe una barrera entre la experimentación con animales (respetando la legalidad) y la experimentación con humanos y saltarla resulta incómodo. Por otro lado la formación religiosa de nuestras sociedades fomenta la idea de un Dios creador (la evolución no siempre se recuerda) y la clonación suena a asumir el papel de Dios.


La información es confusa; ahora que los extraterrestres no están de modo, la existencia de humanos clonados es una de esas leyendas urbanas repetitivas. Existen colectivos de dudoso prestigio que abanderan la clonación: la secta de los Raelianos (y su empresa Clonaid) ha anunciado en varias ocasiones el nacimiento del primer ser humano clonado; existen delincuentes, capaces de abusar del dolor de otras personas, que prometen la clonación de un ser humano fallecido (por ejemplo, es fácil imaginar lo que unos padres harían por recuperar a su hijo adolescente muerto en accidente).


Frente a todo ello existen científicos anónimos trabajando con rigor, mejorando técnicas que pretenden ayudar en agricultura, ganadería, medicina … cuyo trabajo queda sepultado por la polémica, por el fraude o por el debate ético-religioso.


Repasando la historia de la ciencia encontramos decenas de casos de debates encarnizados, de polémicas individuales o sociales, de excomuniones, de muertes en la hoguera… por ideas, conocimientos o teorías que algunos años después fueron aceptados por todos y que hoy asumimos con absoluta normalidad.


La clonación humana es uno de esos temas que una y otra vez aparecen en las primeras páginas de los periódicos y llenan páginas y páginas (de papel y de internet) de debates, discuisones y descalificaciones.


Desde el 5 de Julio de 1996, fecha en la que nació la oveja Dolly (primer mamífero clonado), se inició una cuenta atrás de duración imprevisible. No sabemos cuándo acabará pero sabemos que lo hará. Para clonar a un ser humano existen diversas barreras que debemos superar: económicas, técnicas y éticas. Las primeras son poco importantes ya que gobiernos, instituciones o particulares disponen de recursos para superar ese obstáculo; se habla de ricachones que pagan a prestigiosos científicos para trabajar en proyectos clandestinos (de clonación u otros temas). Las segundas parecen resueltas desde el momento en el que se han clonado un buen número de mamíferos (ovejas, camellos, perros, gatos, lobos, monos… hasta 20 especies) de similar complejidad al ser humano. En las terceras está la auténtica dificultad; es algo comúnmente aceptado que existe una barrera entre la experimentación con animales (respetando la legalidad) y la experimentación con humanos y saltarla resulta incómodo. Por otro lado la formación religiosa de nuestras sociedades fomenta la idea de un Dios creador (la evolución no siempre se recuerda) y la clonación suena a asumir el papel de Dios.


La información es confusa; ahora que los extraterrestres no están de modo, la existencia de humanos clonados es una de esas leyendas urbanas repetitivas. Existen colectivos de dudoso prestigio que abanderan la clonación: la secta de los Raelianos (y su empresa Clonaid) ha anunciado en varias ocasiones el nacimiento del primer ser humano clonado; existen delincuentes, capaces de abusar del dolor de otras personas, que prometen la clonación de un ser humano fallecido (por ejemplo, es fácil imaginar lo que unos padres harían por recuperar a su hijo adolescente muerto en accidente).


Frente a todo ello existen científicos anónimos trabajando con rigor, mejorando técnicas que pretenden ayudar en agricultura, ganadería, medicina … cuyo trabajo queda sepultado por la polémica, por el fraude o por el debate ético-religioso.


Repasando la historia de la ciencia encontramos decenas de casos de debates encarnizados, de polémicas individuales o sociales, de excomuniones, de muertes en la hoguera… por ideas, conocimientos o teorías que algunos años después fueron aceptados por todos y que hoy asumimos con absoluta normalidad.


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